Durante el imperio romano se desarrollan 4 tipos de escritura caligráfica para textos a partir de la escritura Monumental, que son la escritura Cuadrada, Rústica, Uncial y Semiuncial.
Tras la caída del imperio romano, surgen diferentes variables de caligrafía según sectores de la península Ibérica, que se ven influenciados por las invasiones bárbaras en mayor o menor medida dependiendo de su ubicación.
Con el surgimiento del imperio Carolingio, Carlo Magno busca unificar la escritura del imperio y mejorar su legibilidad. Aparecen contraposiciones a esta como es la escritura gótica, que si bien es legible y deriva de la carolingia, su forma y grosor de trazos son completamente diferenciables.